martes, 1 de marzo de 2011

El río subterráneo


"¡Todo tiene un final!". Este es el constante mensaje que oímos a nuestro alrededor, un mensaje que encuentra su cumplimiento en la historia de las grandes potencias del mundo. ¿A dónde se han ido todos los grnades imperios? El viento se los llevó. La vida es como la espuma y las gotas de agua que van quedando. Por el contrario, las aguas subterráneas no tienen olas, ni quiebres, ni espumas. Sin embrago, una vida semejante esytas corrientes subterráneas es mucho más intensa que las olas del mar. En lo profundo de nuestro espíritu/alma, fluye una corriente en contra del océano. Son aguas tan profundas, que somos tentados a seguir las olas antes que las aguas subterráneas.

Mientras que la mayoría fija la vista en olas y espumas, los profetas disciernen las corrientes de aguas profundas, tienen otra perspectiva del mundo, al reconocer la soberanía de Dios sobre la historia de la humanidad. Estos hombres de Dios son testigos de los grandes milagros divinos: los ojoso de los ciegos son abiertos, los sordos oyen, los cojos saltan como el ciervo, los mudos cantan cánticos de gozo (Is. 35:5-6). todo esto indica que no son las olas del mar, sino la corriente de agua de Dios, la que tiene el poder.

Así es. Todo tiene un final. Pero la palabra de Dios permanecerá para siempre. El Verbo de Dios encarnado en Jesús de Nazaret supera todas las cosas y vive por la eternidad. Dios renovará la totalidad de las cosas. El tiempo está llegando. Ciertamente vendrá. Y entonces, la gloria de Dios cubrirá la tierra como las aguas cubren el mar.

[La espiritualidad de lo cotidiano] Ryu Ho-jun

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